Refutando la Teoría de la Evolución

En 1859, Charles Darwin publicó "On the Origin of Species" (El origen de las especies), un libro en el que explicaba su teoría de la evolución por la selección natural. La Evolución es por definición una ciencia naturalista. Hoy en día, la mayoría de la gente conoce las ideas de Darwin, no tanto a través de sus propios escritos, sino por los de sus muchos seguidores e intérpretes de los siglos XX y XXI. Uno de ellos, Ernst Mayr, resumió lo que consideró las bases de la teoría de Darwin en cinco sencillos puntos o "leyes".

 

1-      Evolución

La evolución es un proceso permanente que sigue dándose en nuestros días, incluso en los seres humanos. Esto no significa que los seres humanos se vayan a transformar en otro tipo de mamífero mañana mismo o en los próximos seis meses; el proceso, aunque continuo, también es extraordinariamente lento si lo consideramos a través de las medidas humanas más habituales.

 

2-      Ascendencia

Todos los seres humanos, animales, plantas, hongos y demás organismos comparten una ascendencia común. Si los científicos tuvieran el poder y los conocimientos necesarios para rastrear el origen de la vida en la Tierra remontándose lo suficiente, descubrirían que ésta se originó hace miles de millones de años en una forma sencilla. Mayr apunta que este conocimiento permite responder la famosa pregunta sobre el huevo y la gallina: “El huevo vino primero, pero no lo puso una gallina”, sugiere.

 

3-      Diversificación

A lo largo de miles de millones de años, esa hipotética forma simple de vida se fue diversificando, dando lugar a decenas de millones de organismos a través del proceso de la selección natural.

 

4-      Período de tiempo

La evolución se produce a través del cambio en la generalidad de la población, más que de forma espontánea con la aparición de un descendiente radicalmente diferente. Si te trasladas con tu familia de Minnesota a Georgia y te estableces allí, tus nietos no van a desarrollar un vello corporal más grueso, simplemente porque hace más frío fuera. Esto ocurre así porque, desde el punto de vista humano, la evolución se produce muy lentamente.

 

5-      Selección

El principio más importante de la evolución darwiniana es el concepto de la selección natural en sí mismo. En esencia, la selección natural es simplemente la idea de que una especie está comprendida por múltiples generaciones y los individuos de esas generaciones son diferentes, no únicamente de sus predecesores, sino también entre ellos.

 

En resumen, la Teoría de la Evolución plantea la idea de que todo cuanto existe se originó por medio de un largo proceso evolutivo, mediante el cual fueron surgiendo las especies completamente al azar. Desde una solo célula, hasta todo lo que existe actualmente en el universo. Este proceso ha requerido el transcurso de miles de millones de años y sigue ocurriendo, pero es tan lento que no lo podemos notar.

 

Esto es la Teoría de la Evolución, a grandes rasgos. Sin embargo, con solo este minúsculo resumen podemos ver que inmediatamente surgen ciertas preguntas: ¿Es confiable esta teoría?, ¿Es comprobable?, y lo más importante: ¿Está de acuerdo con nuestra fe?

Respondamos estas preguntas.

 

En primer lugar, analizando la Teoría de la Evolución podemos notar que hay algunos puntos en contra que le restan credibilidad:

  • No existen fósiles transitivos de plantas o animales.
  • Los fósiles nos dicen que la vida apareció repentinamente, en formas muy complejas, y sin ancestros.
  • No se ha comprobado que lo inerte pueda transformarse en algo viviente espontáneamente o naturalmente.
  • No existen mecanismos válidos para los supuestos procesos evolucionarios.

 

Estos cuatro puntos podrían ser más que suficientes para desbaratar la Teoría Darwiniana. Sin embargo, aparte de estos cuatro obstáculos, los Evolucionistas tienen uno aún mayor: LA BIBLIA.

Dios existe. La Biblia no comienza tratando de explicar de dónde surgió Dios, simplemente comienza diciendo: “en el principio creó Dios”. Por lo tanto la creencia en Dios debe ser basada en la fe, pero no en una fe ciega, sino en una fe basada en hechos científicos e históricos demostrables. La Biblia es la historia de la revelación de Dios al hombre, pero también es un libro de Ciencia, y cuando la Biblia habla de Ciencia, es precisa e irrefutable.

Los hallazgos arqueológicos siguen confirmando la exactitud de la Palabra de Dios, más que refutarla. Por ejemplo, un hallazgo arqueológico en el norte de Israel, en agosto de 1993, confirmó la existencia del Rey David. Los Rollos del Mar Muerto y otros descubrimientos siguen respaldando la exactitud histórica de la Biblia.

Dios nos ha dejado muchas pruebas científicas de su existencia y de la realidad de su encarnación, por ejemplo, luego de que Jesús resucitó se les apareció a sus discípulos, pero él no les dijo “Crean en mí solo por fe”, él más bien les dijo “Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado” (Juann 5:36).

Obviamente esto no quiere decir que no debemos creer en Jesús por fe, sino más bien que nuestra fe también debe estar basada en obras científicas e históricas que realizó Cristo cuando estuvo en la tierra, ya que dichas obras demostraron que él era el Cristo, el Mesías esperado por los judíos. “Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” (Juan 10:25).

 

La Biblia fue escrita en un lapso de 1,500 años, por 40 autores diferentes, en distintas localidades y en continentes separados, en tres idiomas diferentes, cubriendo diversos temas en distintos puntos de la historia. Y, sin embargo, hay una consistencia asombrosa en su mensaje.

 

Esto nos deja más que claro que la Biblia es la Palabra de Dios, y que todo cuanto en ella está escrito es verdad. Entonces sí podemos basarnos en ella para refutar la Teoría de la Evolución, sobre todo tomando en cuenta que dicha Teoría fue “inventada” por un ateo. La gran mayoría de científicos que creen en la Evolución, también son ateos. Y para que el ateísmo exista, debe haber una explicación alternativa para el cómo se originó el universo y la vida.

Pero la Biblia advierte esta situación: “Dice el necio en su corazón; no hay Dios” (Salmos 14:1)

Romanos 1:20 dice Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

Así que cualquiera que niega la existencia de Dios, es un necio. Y la necedad no implica una falta de inteligencia. De hecho, la mayoría de los científicos evolucionistas son intelectualmente brillantes. La necedad indica la incapacidad para aplicar apropiadamente el conocimiento. Proverbios 1:7 dice que El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

 

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Este enunciado categórico y solemne, abre la lectura del Génesis y, con él, la de toda la Biblia. Es la afirmación del poder total y absoluto de Dios, del único y eterno Dios, a cuya voluntad se debe todo cuanto existe, pues “sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” (Juan 1:3). El universo es el resultado de la acción de Dios, quien con Su Palabra creó nuestro mundo, lo hizo habitable y lo pobló de seres vivientes. Entre estos puso también a la especie humana, a la cual diferenció del resto de la creación, otorgándole una dignidad especial, pues la ha creado “a su imagen, a imagen de Dios” (Génesis 1:27)

 

Un científico de gran renombre (Stephen Hawking) dijo: “La construcción del universo no nos llevan a otro punto que a la conclusión de que el universo tuvo un diseñador”.

En efecto, la complejidad del universo, el sistema solar y el planeta Tierra apuntan todos a un Diseñador conocedor y deliberado, quien no sólo creó el universo, sino que lo sostiene hasta el día de hoy. En este punto se pueden escribir cientos de miles de páginas con ejemplos que confirman la intervención de Dios en toda la creación, pero veamos sólo algunos:

 

  1. El tamaño de La Tierra es perfecto. Si fuese más pequeña, no tendría atmosfera. Si fuese más grande, su atmosfera contendría demasiado hidrógeno. La tierra es el único planeta conocido que está equipado con una atmósfera adecuada para la vida.
  2. La Tierra está posicionada a la distancia exacta del sol. Si estuviese más lejos, nos congelaríamos. Si estuviese más cerca nos quemaríamos. Solo una variación mínima en la posición de la Tierra respecto del sol y la vida en ella sería imposible.
  3. La rotación de nuestro planeta alrededor de su eje permite que toda la superficie sea calentada y enfriada adecuadamente cada día.
  4. Nuestra luna es del tamaño correcto y está a la distancia correcta. Crea importantes mareas y movimientos para que el agua de los océanos no se estanque, y sin embargo impide que nuestros gigantescos océanos rebalsen sobre los continentes.
  5. El agua, un elemento incoloro, inodoro e insípido, sin el cual ninguna cosa viva puede sobrevivir. Casualmente el agua no se encuentra en ningún otro planeta.
  6. Finalmente, no puedo dejar de mencionar el Cerebro Humano. Según los estudios científicos, este órgano procesa más de un millón de mensajes por segundo, mientras que evalúa su importancia y le permite actuar sobre la información más pertinente. ¿podemos aceptar que el simple azar haya creado un órgano tan fantástico y complejo?

 

El tamaño de la Tierra, su posición relativa al sol, la existencia del agua y un órgano tan importante en el cuerpo humano. ¿Podría alguno de estos haber surgido por pura casualidad? Por supuesto que no. Cuando consideramos las complejidades de nuestra vida y el universo que nos rodea, lo más razonable es pensar que un Creador inteligente y amante proveyó todo lo que necesitamos para la vida. La Biblia describe a Dios como el autor y sustentador de la vida.

 

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz” (Salmos 19:1-3).

 

Las probabilidades de que la vida surgiera por azar son improbables, las probabilidades de que en Jesús se hubieran cumplido las profecías acerca de su vida por azar son improbables. Todo nos lleva a concluir que hubo un Creador detrás de todo, quien controla la existencia de las cosas. Ese creador es Dios.

 

 

Por: Mateo Nochez.

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